La logística just in time o justo a tiempo, tiene como objetivo tener la cantidad de materia prima o producto que se necesita en un lugar y tiempo determinado. Para cumplir con esta misión, se deben sortear varios desafíos.
La idea básica es tener el mínimo de stock, respaldado por un eficiente sistema de producción. Así fue cómo el sistema push, en el cual cada fase acumulaba un stock de su producción, evolucionó al sistema pull.
Un proceso más eficiente en cuanto a disminución de materias primas, almacenamiento y tiempo de entrega. Porque en dicho sistema, cada fase solicita a la anterior solo lo que precisa y cuando lo necesita.
Para coordinar cada fase de producción con los proveedores y clientes se utiliza el sistema llamado Kanban. El mismo está basado en un sistema de etiquetas con instrucciones.
Cómo es la filosofía Just in Time
El pilar de esta filosofía es tener justo lo que se necesita y cuando se necesita. No se debe tener nada extra porque generaría gastos de almacenamiento. Tampoco se debe tener de menos, porque esto puede generar un retraso, y por lo consiguiente, el cliente puede quedar con una mala impresión de nuestra empresa.
Según esta filosofía es esencial eliminar todo gasto que se pueda tomar como desperdicio. Es decir, se debe reducir todo gasto que no aporta valor al producto o servicio.
Por eso, es un concepto que se puede extender a otras áreas y no solo a la producción. Cumpliendo con esta premisa se logra no tener stock quieto ni de seguridad y ayuda a la vez a minimizar el temible efecto látigo.
Otro punto importante de esta filosofía es la importancia que se le da al control de la calidad global del producto o servicio, tratando siempre de mejorar constantemente. La justificación de esta premisa es que cualquier defecto en los materiales, por ejemplo, provocaría un costo elevado por desperdicios tanto en materia prima como en otros recursos.
Por supuesto, lo primordial es el cliente y por eso pone mucho énfasis en la calidad del producto o servicio y en su demanda.